Ellos nacieron en una era totalmente digitalizada, o directamente, en la era de la inteligencia artificial.
Son los niños y adolescentes atrapados en la atracción magnética de los celulares y la internet.
Son las vidas que Dios ha puesto en tus manos para guiarlos hacia él, para hallar en Cristo el propósito de sus vidas. Y en este mundo tan virtualizado, no es la tarea más fácil. Demasiadas distracciones los desvían del Camino verdadero y roban el tiempo necesario para su formación como seres completos. (Recuerda quién vino a robar, matar y destruir, S. Juan 10:10)
Y aquellos que deben guiarlos (padres, maestros, especialmente), están también atrapados en este torbellino de ocupaciones, preocupaciones y de todo lo urgente, más la participación en las redes sociales, que todo ello también les priva del tiempo a solas con Dios imprescindible para estar firmes, y servir con eficacia.
¿No crees que es tiempo de tomar decisiones sabias y definitivas?
Si tenemos una vida eterna, no es para vivirla en el "más allá". Esa vida nace, se desarrolla y afirma en este tiempo. Y para que nuestro "servicio al Señor" sea eso y no mero activismo, es necesario que se genere en una vida espiritual plena. Así y solo así Dios podrá usarnos para impactar esas jóvenes vidas desde ahora y para toda a eternidad.
Que este sea el tiempo en que podamos cortar con todo aquello que frustra nuestra relación con el Padre y Señor, y que, entonces, nuestro servicio no sea en vano. (1a Cor. 15: 58)
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